EN BUSCA DE LA MORENITA DESDE MARMOLEJO

sábado, 28 de diciembre de 2013

     Me atrevo a decir que de tantas trochas andadas, de tantas veredas pisoteadas, este camino del que hoy escribo es de los que mas me llenan, tiene recuerdos de niñez, sabor a aguas curativas, olor intenso a campo, sensación de saber que la sierra está viva observando rastros y huellas de ciervos, gamos, jabalíes, los árboles y matorrales se van sucediendo conformando fantásticos y fabulosos bosques que palpas por doquier, salvo con mis pisadas el silencio se rompe con el canto de los pájaros, también hay regusto a historias del ir y venir de la gente y de bandoleros y para rematar al final del camino me espera la Señora, la Reina de Sierra Morena, y allá voy en éstos algo mas de 32 kms. a postrarme a sus pies.

     Al pasar por el Balneario, llegan a mi mente recuerdos de mi niñez llevando con sumo cuidado el cestillo de anea, con mi vaso de cristal y llenarlo en la Fuente Agria, ¡¡¡ puffff  que mala estaba  por Dios !!!, pero habia que beberla como minimo dos veces al dia, en mi despedida del lugar también recuerdo cuando paso por el puente renacentista el poema que  D. Antonio Alcalá Venceslada le dedicó al Balneario y a Marmolejo:

Perdido al Norte en piélago nefando
sufriste duros tiempos de extravío,
más al fin, el timón de tu navío
llevaste al puerto con certero mando.
Hoy ya sigues tu historia. Reposando
en anchuroso Alcor cercano al río,
pareces, por tu blanco caserío
niveas palomas en tranquilo bando.
Para la provisión de tus hogares,
sierra, huertas, cortijos, olivares,
recibiste del cielo sin medida
y el puso en tus entrañas lo que oro
jamás podrá valer: puso el tesoro
del agua milagrosa que da vida.

     Abandono el puente y miro al Guadalquivir, que no hace mucho casi lo vi nacer, y empiezo a ascender muy despacio, a partir de ahora reivindico la soledad del peregrino, ensimismado miro adelante, serpentea el camino y veo como poco a poco, muy poco a poco, el olivo va dejando espacio a las encinas que en escasos kilómetros se hacen dueñas y señoras de la sierra, algún que otro roble aparece en la lejania y con la mirada de nuevo puesta en la ruta voy consumiendo metro a metro mi camino.

     La magia del paisaje se va sucediendo y en el mirador de las Majadillas me dejo llevar por el espectáculo visual que me ofrece el horizonte, en la cercanía la campiña, en la lejania Sierra Sur y Sierra Mágina. En el ascenso vuelvo a notar que va habiendo cambios en el paisaje, entre numerosas encinas, algún que otro eucalipto y pinos que se van sucediendo cada vez en mayor cantidad, una mirada atrás en una revuelta del camino y la estampa del horizonte vuelve a ser fascinante, no muy lejos el rio Yeguas aparece sereno, tranquilo, esperando su momento para unirse al Guadalquivir, mientras el camino sigue, la cuesta sigue revirando en mas de una ocasión, es bastante llevadera, ya estoy casi en la mitad de mi peregrinación y voy buscando por que lo sé la primera visión del Santuario. Cuando lo veo siento un pequeño cuscurreo en mi cuerpo que no sé si soy capaz de reir o de llorar, de saltar de gozo y de gritar lo que tanto he callado subiendo hasta aqui. Y aqui en esta primera visión del Santuario acurruco mis posaderas y me desenfundo un descanso merecido junto a unos exquisitos trozos de queso curado y pan con aceite.

     Tras unos tragos reemprendo la marcha e intento apremiar el tiempo perdido, pero........., aqui en estos caminos nunca se debe tener prisa, saltan a la vista los alcornoques, los de esta parte del camino algo mas mayores distinguidos por el color de su tronco, parecen sangrar, y es que este verano habrán pasado por aqui los responsables para  arrancar el corcho con sumo cuidado, de forma manual, ayudados por bestias como siempre se ha hecho. Y en la bajada vuelvo a encontrarme en la lejania el fin de mis pasos, con algo muy especial, hoy la naturaleza no me deja ver el rio Jándula por la intensa niebla que se apoya en el y sin embargo si observo el Cerro con su Santuario presidiendo, parecen emerger como diciéndome que si, que está allí, que me espera.

     Continuo mi camino y el bosque mediterraneo campa por todos los lados, encinas, quejigos, alcornoques, madroños, cornicabras, majuelos,....................., continuo mi recorrido y en un giro la arboleda cambia total, ahora es el pino el árbol predominante y a paso quedo para no interrumpir el silencio del bosque, en el tesón de que mis ojos puedan contemplar algún ciervo o algún gamo y alli al fondo en la umbria del pinar una manada de ciervos, observándome en la distancia, desconfiados y prestos a la huida a cualquier movimiento mio, tras unos instantes absorto, dejo de amorrarme al camino y continuo no dejando de pensar en esta racion de belleza que me llevo en la memoria.

     Ensimismado en mis pasos y en el patrimonio natural donde me encuentro, el camino se estrecha y como disponiendose en atajo, el camino se convierte en senda, un camino que parece lo han abierto a hachazos, a su fin vuelve a empalmar con un sendero ancho, fácil de andar y con unas vistas impresionantes, de nuevo andando unos metros el Santuario a la derecha y a la izquierda el infinito de una Sierra impresionante, bosques de inmensa pureza y belleza.

     Ya me queda poco para llegar al fin del sendero, en poco mas de una hora llegaré a postrarme a los pies de la Señora y mi pensamiento ahora no se aparta de ella, aunque no dejo de tocar el romero y olerme los dedos o de pasar las manos por las ramillas de lavanda y tocarme la nariz y observo tambien la jara pringosa diciendome que en otra època estarà maravillosa con sus flores blancas. El silencio me ronda y me gira, me paro y bebo para refrescar mis adentros, ya no paro de pensar en Ella, a poco un puente de madera para cruzar un arroyo, desde aqui casi tres kilometros para llegar, los tres cuesta arriba, con un pinar impresionante donde los haya y ahora si, ya casi al final hay que apretar el trasero y sacar el último suspiro de los pulmones. A mitad de los metros que me quedan aparece a mi derecha el camino que viene de Andújar, la terminación de los famosos Caracolillos y ya el Arco y la Calzada, últimos metros en los que dejo de ser duende del camino y total peregrino, conforme asciendo tengo pequeños "retemblíos", con mis labios moviéndose en total silencio solicito a la Madre de Dios ventura y bienestar para todos los que me rodean y finalmente aqui estoy a sus pies,el esfuerzo ha merecido la pena, GRACIAS MADRE MIA.,


Morenita y pequeñita
lo mismo que una aceituna,
una aceituna bendita.
Morena de Luz de Luna. 
Meta de ruteño anhelo, 
bronce de carne divina, 
escultura en barro santo,
un chocolatin del cielo
envuelto por la platina
del orillo de su manto.

Es la Ermita
reja que su manto aroma
entre jaras de la sierra
una cita,
colgada entre cielo y tierra.

Morenita y pequeñita
la Virgen su gracia asoma
entre el joyer que la encierra,
Morena de luz de luna,
en el olivar del cielo
que en plantas de hojas se cierra
cayó una aceituna al suelo,
rodó y se paró en la sierra...
Morenita y pequeñita
¡ Una aceituna bendita !

Es la Ermita
reja que su manto aroma
entre jaras de la sierra
una cita,
colgada entre cielo y tierra.


     Acabo mis plegarias y me dispongo echar un rato con mis compañeros peregrinos, envueltos en un ambiente de auténtica hermandad, con un buen caldo y un gran arroz, decidimos que esta peregrinación hay que repetirla, por el entorno, la naturaleza y la meta que no es otra  que NUESTRA SEÑORA DE LA CABEZA.

¡¡ VIVA LA VIRGEN DE LA CABEZA !!

  Himno a la Virgen de la Cabeza
  Letra de D. Jose Maria Gallo
  Música de Miguel Rivera de la Rosa


Jacinto Fuentes Mesa, devoto, abuelo y peregrino.