MARTOS-ALCAUDETE, 2ª ETAPA

domingo, 29 de marzo de 2015

   


    Salgo temprano, apunta calor a mediodia, cierro el albergue y marcho hacia abajo para cruzar todo Martos, me apuntaron ayer que todo recto hasta la Cruz del Lloro y despues coger la Avda. de los Olivares y todo recto, con lo fácil que me lo pusieron rememoro la tarde anterior, el albergue de encanto, el trato de las Madres Trinitarias de auténtica hospitalidad, el paseo por la parte de vieja de Martos encantador con unas vistas espectaculares, la fachada lateral del Ayuntamiento muy peculiar, incrustados tiene algunos Miliarios romanos, no cabe duda que por aqui hubo camino, trasiego de caravanas, ir y venir de arrieros y paso importante de personas. Por la tarde me muestran un fotograbado del siglo XIX en la que aparece la Cruz del Lloro, extramuros de la ciudad, y junto a ésta un Peregrino, nota importante también para saber del paso de peregrinos por la localidad, recordando ésto me paro ante la Cruz del Lloro y hago pose como el peregrino del fotograbado y es a partir de ahora cuando recuerdo la historia del rey Enrique el Emplazado y los Hermanos Carvajal, paso a paso, contento, con la mente fresca salgo de Martos siguiendo las flechas amarillas, tras una pequeña urbanización me adentro en un bosque impresionante de olivos, me llaman la atención, son grandes, robustos, algunos con cuatro patas, impresionante, está amaneciendo y los pájaros no paran de llamarse unos a otros y revolotear de árbol en árbol.

     Ensimismado aparece un cruce extraño, me cruzo con la Via Verde del Aceite, la flecha me indica al frente, la cruzo y me adentro en un camino que poco a poco deja de ser tan andaluz, el murmullo de un arroyo, el cañaveral y un sendero de ensueño me dan a entender que la magia del camino me ha llevado a otro lugar, asi de repente, a mi izquierda observo desde mi sendero un gran puente de hierro y en otro cruce mas abajo giro a la izquierda, segun la flecha, y me encuentro con un arroyo, algo bravio, pero no peligroso, hay que cruzarlo, en dos o tres zancadas lo cruzo, asi lo hago y ¡¡ como no !! me mojo, vuelvo la vista atrás y me rio, es ahora cuando empiezo a subir despues de 4 o 5 kilometros la pequeña cuesta, es bonito el panorama, no muy lejos en una loma observo que se desperezan unos pájaros grandes, entre paso y paso termino la subida y las indicaciones, ahora si, me indican que me incorpore a la Via Verde.




     No es camino viejo, fué camino de hierro donde también hubo trasiego de mercancias y de personas y ahora es sendero de ciclistas, de paseantes y de camino de Santiago, a poco de empezar este nuevo sendero me encuentro una estación abandonada con un merendero agradable, es la mitad de la etapa de hoy, alli mismo mirando al horizonte me desperezo una naranja, un trago de agua y continuo.

     La Via Verde se haria monótona si no tuvieras en que pensar, pero conforme andas y observas el paisaje se te hace bastante llevadera y mas cuando debes atravesar esos grandes puentes de hierro realizados por alumnos del Sr. Eiffiel, o cuando no muy lejos ves una torre de un castillo cercano vigilante del antiguo camino que por estas tierras pasaba y te quedas sorprendida como no tras cruzar el puente mas largo cuando ves abajo, junto al rio, un magnifico puente, pequeñito pero bellisimo que te anuncia el paso del camino por estos territorios, fotos muchas fotos y como no ganas de bajar a verlo, pisarlo y sentir el latido de la historia.



     Silencio, soledad y a la vez compañia, todo revuelto, esa es la magia del camino, un cruce me indica a traves de una flecha que hay que desviarse a la izquierda, asi lo hago y empiezo una subida que al final se hará larga, pero que merece la pena hacerla, el horizonte se convierte en una estampa interminable de lomas y riscas, todas llenas de olivos y de vez en cuando salpicada con algún cortijo:
campo, campo, campo
entre los olivares verdes,
los cortijos blancos
.........
Asi lo vio Machado y asi lo veo yo subiendo este repecho.



     Acabada la cuesta, otra imagen para guardar en la retina, alli arriba, impertérrito al paso del tiempo, emergente de la montaña, el Castillo Calatravo de Alcaudete, hermoso y vigilante de los caminos de siempre, yo vengo desde el camino de Jaén, por alli aparecerá el otro que traerá a gente de Granada y mas a mi derecha los provinientes de Córdoba. Llego al final de mi andadura de hoy con las ganas de patearme la localidad por la tarde y saber de ella, el camino en dos dias ya me está dejando huellas.



     Hoy es uno de esos dias que cruzas el túnel del tiempo y te transporta a otra época, si no sabes de horas, ni de dias, ni de semanas es que estás en el camino.

¡¡BUEN CAMINO!!

Jacinto Fuentes
Abuelo y peregrino.

   

   

   

JAEN-MARTOS 1º ETAPA DEL CAMINO MOZARABE DE JAEN

martes, 24 de marzo de 2015




 

     Arranco de buena mañana, mis pasos avanzan para iniciar mi peculiar camino hacia Santiago de Compostela, tras observar la majestuosidad de mi Catedral y solicitar benevolencia al Santo Rostro del balcón principal, me giro y la voy dejando a mis espaldas. La primera flecha amarilla me indica el camino, la Plaza está en silencio, silencio y camino es mi compañia, intentando recordar si lo llevo todo, ¡que pregunta!, ¿lo llevo todo?, ¡ claro que lo llevo !! me respondo, voy yo introduciendome en una aventura misteriosa, buscando no ser dueño de nada, como cualquier buen peregrino en camino. Progresan mis pasos poco a poco, el golpe de mi gancha en el suelo rompe el silencio y hace eco en el interior del Arco San Lorenzo, dejo atrás la Plaza de Santiago y su vergonzoso solar, alzo la vista y observo la Cruz en el cerro, llego a San Juan, dejo en un tris el Palacio de Villardompardo, encarrilo la entrada en el barrio mas jaenero, saludo al lagarto de la Malena,  y sin prisa pero sin pausa voy abandonando La Magdalena, por la Puerta de Martos comienzo a abandonar la antigua ciudad, en breve estaré fuera de la antigua Aurgi, o la musulmana Yayyan, pegado a la carretera dejo mi Jaén.

     Ya hay luz de dia, en el Pago de la Imora, donde un dia firmaron pacto de no agresión las huestes Calatravas y el Condestable Iranzo, giro a la izquierda y empiezo a recorrer el antiguo camino a Torredelcampo, primero a derecha e izquierda casas de campo vigilantes con sus perros rompiendo el silencio y diciendote que alli mandan ellos, y a poco la mejor compañia en muchos kilómetros, a diestra y siniestra el árbol de la paz, "el olivo", es aqui y ahora cuando intento avanzar a buen paso, ya si es verdad que estoy envuelto en el mayor bosque de olivos del mundo, subo loma, bajo buscando arroyuelo, ahora seco, llaneo por un camino sombrio y fresco y vuelta a subir en un vericueto sendero que en un momento roza la autovia, sé que ya estoy en término de Torredelcampo, cruzo la carretera del Megatin y siguiendo el sentido de las flechas amarillas instaladas en el cruce, voy al frente, bajando poco a poco y viendo las primeras casas de campo de los torrecampeños, aqui me vuelvo a sorprender, viñas aqui y allá, almendros a ambos lados del camino, parcelas repletas de árboles frutales, con la mente entretenida empiezo a ascender una subida corta y algo fatigosa. Y allí arriba, cuando se acaba la cuesta aparece Torredelcampo, la vista es hermosa, pueblo, montaña, caminos.

     A la entrada de la localidad observo un letrero que me habla del camino, ya dentro por sus calles observo azulejos con flechas amarillas que me indican por donde ir, varios giros por sus acerados y me encuentro en la Plaza de la Iglesia y por supuesto del Ayuntamiento, me tomo un respiro, sello mi credencial en la Iglesia y en el despacho de la Policia Local y avanzo de nuevo.

     Veo que voy por buen camino, vuelvo a salir por la Puerta de Martos, tras doblar varias esquinas, me refresco en un gran pilon donde salpica el agua de varios caños, despacio, pisada a pisada abandono la patria de Juanito Valderrama, a las afueras del pueblo giro a la izquierda y empiezo a subir hacia la ermita de Santa Ana, "la Abuela" la llaman cariñosamente los torrecampeños, se hace la cuesta pesada y agotadora y por fin estoy en la ermita donde me detengo, presento mis respetos a la Santa Abuela y prosigo mi camino, nada mas salir la explanada del Cerro Miguelico, decenas de mesas y bancos donde elegir y descansar un buen rato, y entre pecho y espalda comer un chusco de pan con aceite y queso y de vez en cuando un buen apretón a la bota de vino.

     Sin prisa me alejo del enorme paredón del Oppidum íbero con direccion a Jamilena, en el cruce hay un hito de granito que me anuncia el giro a la izquierda, con cuidado por una carreterrilla encuentro a pocos minutos un pequeño cruce con un camino a la izquierda, justo donde hay una pequeña caseta que me anuncia que ando muy cerca de Jamilena, el carril me lleva a la localidad y tras un pequeño callejeo aparezco en el Ayuntamiento. Sello en credencial y vuelta al camino, todo linea recta hasta salir del pueblo, en el poligono industrial giro a la izquierda y al fondo del mismo de nuevo giro a la izquierda, bien marcado el camino me introduce de nuevo en la antigua calzada romana buscando la antigua Tucci romana, la actual Martos, hace un rato ya he oteado en el horizonte la Peña, a partir de ahora será el Santo y Seña de la vista, subo y bajo, bajo y subo, hay arroyuelos, ahora secos, en época de lluvia bastantes caudalosos, es aqui en este tramo donde hay que pararse y ver el trazado del antiguo camino romano, justo en los arroyuelos, si te asomas, todavia se ven piedras y sillares de alguna que otra puentezuela del camino. Envuelto en el precioso olivar, al frente siempre la Peña de Martos, vigilante del camino, a la izquierda los montes que rodean a Jabalcuz, el camino pasa unas pequeñas casas que nos obligarán a coger una carretera que en poco mas de un kilometro nos llevará a Martos.



     Entramos a Martos, ¡que casualidad!, por la Puerta de Jaén, la Peña a nuestra siniestra ahora y encajonada, alli al fondo la Iglesia de San Amador, Patrón de la ciudad, mártir Mozárabe y primer Santo de la Diócesis de Tucci y de Jaén. Antes de entrar a ver el Patrón y sellar, en la ermita de Santa Lucia, un buen refrescón y tras presentarle mis respetos a San Amador empiezo a subir una pendiente que me dejará en la Plaza del Ayuntamiento. Continuo el camino, ahora cuesta abajo, y justo detrás del Consistorio me encuentro con el Albergue de Peregrinos en el Convento de las Madres Trinitarias.

     Es tiempo de aseo, comida, descanso y meditación, hoy el camino me ha aportado silencio suficiente para tener buenos pensamientos.

¡¡BUEN CAMINO!!

Jacinto Fuentes Mesa
Abuelo y peregrino.