Camino a un paraiso llamado Barbadelo

domingo, 10 de mayo de 2015

     Dice Paulo Coelho que "llegar al Obradoiro sientes como si tu vida ha cambiado". Hasta llegar a esa magistral fachada, recorres lugares en los que te sientes feliz, son sitios que no te gustaria abandonar, son parajes donde el tiempo se detiene y uno mismo querria detenerse. Hablo de Barbadelo, donde algunas mañanas amanece con la niebla que bulle del rio Sarria y otras, las gotas del rocio en los maizales se resiste a evaporarse con los tímidos rayos del dios Sol. Subir y estar en Barbadelo es un lujo que todo peregrino se merece.

     Paso Sarria de largo, me encanta Sarria y sus gentes, pero el "turigrino" quizas rompa la armonia de un espacio en el que empezar desde aqui el camino se haya convertido en una rutina en la que solo vale hacer "caja". Subo los escalones de la calle Mayor, asciendo la Rua, a un lado y otro veo letreros, albergues, ofertas, bares, me pregunto si esta gente cree o no cree, si buscan algo desconocido fuera o en su mismo interior o si tienen conocimiento que van a introducirse en una aventura misteriosa que se llama Camino y que al poco de empezar el sendero van a cruzar un sitio mágico donde los haya.

     Antes de abandonar Sarria me paro en Santa Mariña, mas tarde después de sellar me detengo en el Cruceiro que hay una vez pasada la antigua cárcel, foto de rigor de la ciudad y casi mas allá, después visita obligada al Monasterio de la Magdalena, solo visualizo el exterior, ya casi estoy fuera de Sarria y continuo.



     Cuesta abajo, algo empinada, junto al cementerio y primera sorpresa al girar el camino, Ponte Aspera, un antíquisimo puente que puede ser el inicio de un sendero dominado por lo fantástico, atravieso y sigo sin saber que encontraré, avanzo paso a paso, un primer trámite cruzar la via del tren y a continuación la senda empieza a cerrarse, prados y mas campos de maiz se van cerrando y sin darte cuenta entras en un sombrío silencio del camino, nada mas pasar unos tablones pequeños de madera, para no molestar un arroyuelo, te encuentras con la virginidad del camino, altivos robles, marcados algunos por su edad, algunos de estos robles con orificios donde puede caber mas de una persona, es una buena cuesta hacia arriba, te tienes que parar, pero no por la subida, es el espectáculo tan natural y mágico que tienes ante ti, paisaje bravo y silencioso, bosque frondoso de Meigas, ensimismado asciendes, este es unos de esos lugares donde reivindicas tu soledad, una última parada antes de finalizar, amilano la sed con un buen trago de agua, echo la vista atrás y no paro de sorprenderme de lo que veo, lugar para ir sin prisa, sitio que te deja huella, subida fatigosa donde la vegetación roza lo animado.



     Durante unos instantes no he percibido que es de dia, que el Sol anda en todo lo alto, ha sido la zona tan sombría que los robles con sus poderosas ramas y hojas cerraban cualquier atisbo de luz exterior, he estado tan absorto que ahora al llanear me sorprende como luce "San Lorenzo" desde ahi arriba, es mas, incluso me molesta la luz. No dejo de pensar en el sitio, hasta me dan ganas de bajar y volver a subir, de saborear tan extraordinario paraje. Zigzaguea el camino, el sendero vira y gira entre prados y de nuevo mas maiz, no muy lejos aparece una aldea, vuelta a la civilización, albergue, casas, establos, busco la iglesia de Barbadelo, pregunto y me indican que mas adelante.



     A esta hora la mochila se deja caer, pero me gusta lo que veo, en mi tierra se llaman "vegas" y también huertas, los paisanos del lugar las hermosean con navizas, coles, lechugas, tomates, ........ ¡madre mia que vergel!, pienso en este lugar como si fuera un paraiso, me detengo en un manzano y mirando para todos los lados arranco una manzana, a la hora que es, ya cansadillo la muerdo y continuo, cuando no tardo mucho en ver la torre de una iglesia. Alli está, imagino que impertérrita al paso del tiempo, los muchos años no pasan en balde, la encuentro cerrada y la verdad que no me sienta bien, tras darle la vuelta me sorprende el camposanto que lo circunda, incluido tumbas en el suelo, poco mas arriba hay un albergue, porque no parar y descansar y poder verla por la tarde, mis pasos deseosos se paran al final de la cuestecita, me saluda Pedro, he vuelto a acertar, tienen cama,  impresionante casa, buen ambiente y mejor gente, quisiera detener el tiempo, no saber si es martes o viernes, si es 5 o 31 del mes, este es uno de esos sitios donde recibes una de los milagros mas importantes del camino, la amistad.



     Una vez lei y anoté una frase de Milan Kundera que decia: "Cada tramo del camino tiene sentido en si mismo y nos invita a detenernos......"



     Carmen y Pedro en su Albergue te cuidan y te miman. Los exteriores te hechizan, la capilla de San Silvestre muy íntima, dentro te da la sensación de no saber donde andas, un pilón con agua de la de antes te ameniza con su chorro continuo y algunos metros mas adelante, vistas al infinito, postales vivas ante tus ojos, de verdad para "echarse a dormir" con los ojos abiertos.



     Aqui me quedo en este maravilloso lugar sin dudarlo, para saborear la extraordinaria tarta de queso de Carmen y poner oido fino a las innumerables historias de Pedro, todo un maestro del Camino. Por la tarde visita obligada a la Iglesia de Santiago de Barbadelo, hermosísima, fascinante, os lo cuento en otro momento.



Buen Camino peregrinos.

Jacinto Fuentes Mesa.
Abuelo y peregrino.