CAMINANDO POR LOS ALREDEDORES DE JAEN

jueves, 19 de noviembre de 2020

 

        Leí a Rosa Cruz (excepcional bloggera “ENTRE BOSQUES Y PIEDRAS”): "...... caminar es la mas dulce de las verdades, que el camino te hace libre......".







        En estos días que nos agobia en parte la dichosa PANDEMIA, que mayor verdad es buscar la libertad en los caminos y en los senderos que rodean Jaén, aparte que mientras caminamos y admiramos estos parajes increíbles que tenemos aquí al lado, nos olvidamos de nuestra rutina diaria y cuando iniciamos la marcha de vuelta a nuestro domicilio nos damos cuenta del tiempo que hemos sido dichosos y vemos que el valor del tiempo que hemos disfrutado por estos parajes tiene otro valor distinto al habitual.








        Que mejor sitio para empezar mi ruta dominguera que en la rotonda de la Granja, en el monumento al Camino Mozárabe, asciendo por el primer carril que sale a la izquierda, se nota el agua que ha caído sin dañar nada en los últimos días, aunque van apareciendo carriles a derecha e izquierda, continúo hacia arriba hasta coronar y ver la explanada de la Casería de la Fuente de la Zarza, aquí en este primer descanso divisas una zona espléndida que antaño estuvo dibujada de cerezos y que ahora tiene la magia del aguante a la mano del hombre, dos "acebuches", son parada obligatoria, estos dos olivos tan solitarios en una planicie ofrece junto a las ruinas de la casería un lugar de paz y sosiego.







        Rodeando la casería llego a la civilización, pero por escasos metros, avanzando frente a la fábrica de cerveza busco el Camino Viejo de Torredelcampo, ahora llamado también Camino Mozárabe, sigo las flechas del camino ascendiendo entre zona urbanizable y vuelves a sentir la tranquilidad cuando dejas el asfalto, desde aquí van apareciendo unas vistas privilegiadas sobre la campiña de las cercanías de la capital, se arremolinan almendros a la vera del camino, en pequeño ascenso una casa de campo se deja ver, será la última guarida del camino, poco mas abajo como si de una rotonda o algo así, hay que decidir ir a Torredelcampo o subir a buscar de nuevo el camino que nos devuelva a Jaén.

 




        Zigzaguea el camino, la subida se hace interesante, intentas adivinar el nombre del caserío que se alza en el horizonte entre el mar de olivos, la subida no se hace pesada porque la compañía es pura naturaleza, no abundan los árboles altivos, pero el matorral y el monte bajo ofrecen en este tiempo un verdor de cuento con buena cantidad de plantas aromáticas. Conforme coges altura las vistas cambian, no muy lejos asoma el frondoso bosque que arropa el Neveral, sobre el bosque el Cerro Mortero y la Mella compiten por sobresalir del pinar, y así entre tanta felicidad por el sitio se dejan ver las ruinas de un viejo cortijo, Val Crespo con su fuente de agua fresca casi todo el año, su estanque con peces, el ocre de las hojas en la arboleda tan especial en esta estación, la explanada tan limpia mimando el olivar, la belleza en el entorno de Val Crespo es colosal.







 


        Hay que seguir, el carril asciende, en un quiebro aparece un sendero que tira para la Casería del Vicario, otro sitio para visitar, poco mas adelante surge un nuevo cruce que hay que tomar a la izquierda, tras una umbría aparece el monte descampado, un cortafuegos nos acompaña en la subida y al empezar la bajada como casi escondido un sendero nos lleva de nuevo a la explanada de la Casería de la Zarza, donde el paisaje es silencioso, desde aquí la panorámica te deja ver de nuevo ese sitio que tanto encandila a los que por allí pasan, el vericueto sendero es de los que te atan al camino, está hecho a base de rodadas de bicis y termina donde estuvo la Fuente de la Zarza, hoy escondida entre matorral de esparto es casi imperceptible.

 


        Es hora de buscar las cercanías del Neveral, casi acabando el leve ascenso otra Fuente, un buen charco habitado durante buena parte del año por “tritones” que no paran de croar cuando tienen el sol calentando su agua. Reviro a la izquierda buscando un sendero para ir descendiendo poco a poco, va bifurcándose el sendero y es siempre el lado derecho el que me va dirigiendo en la bajada, en el trayecto abunda la jara, ahora apagada esperando el primor de la primavera, el pinar es frondoso y fresco, el sendero es ameno a los pasos, de vez en cuando alguna higuera pasea su tronco por el suelo buscando la humedad del suelo, arriba se ven las piedras que circundan el Neveral, te entretiene la senda y te despierta, al llegar a la unión con otro sendero opto por girar a la izquierda que en un ameno paseo casi llaneando me va a dejar en el carril que subí a primera hora de la mañana.

 






        Llegado al carril que ascendí empiezo el descenso que acabará donde empecé, en la rotonda del Camino Mozárabe, no pienso en que esto se acaba, todo lo contrario, en los alrededores de Jaén, junto a nuestro Castillo y el Sanatorio del Neveral hay carriles y senderos para disfrutarlos solos o en compañía, incluso con niños, con vistas que te hacen ver la belleza de nuestra propia ciudad y de todos sus alrededores, nuestros pasos en este entorno reescriben y rescatan de la memoria algunos de estos caminos que anduvieron mas bien por necesidad que por deporte nuestros antepasados.

 

 




 

 

DISFRUTA DE LOS ALREDEDORES DE JAEN Y CUIDALOS, TE HARÁN BIEN.

 Noviembre de 2020.

¡¡BUEN CAMINO!!

Jacinto Fuentes Mesa.

Abuelo y peregrino.