DE RONDA A LA ESTACION DE BENAOJAN POR EL GR 249

sábado, 2 de febrero de 2019

     Recuperar del olvido viejos caminos es defender cultura, patrimonio y formas de vida que se pierden en el recuerdo, dejarte llevar por estos caminos es llenarte de luz y de olor del territorio, su paisajes, sus sierras, sus valles son toda una realidad que nos da la Naturaleza y que nos hace concebir la maravilla que tenemos y que muy a menudo despreciamos.


    
     Esta tierra rondeña, sierra y ciudad, se hizo aún mas famosa por los Viajeros Románticos del siglo XIX, que buscaban personajes y formas de vida distintas y especiales dentro de la misma Europa y de verdad que si te dejas embaucar en tu paso sereno y silencioso, puedes pensar que al revirar una curva te puedes encontrar a algún bandolero con sus patillas largas, navaja de muelle en la faltriquera y trabuco en mano o porque no ver un hato de ganado tranquilo junto al camino o a un regovero trajinando mercancía entre los cortijos.



     Antes de salir de Ronda hay que deleitarse con ella, pasear por su casco histórico es volver a cientos de años atrás, cuna del bandolerismo y del toreo moderno entre otras cosas, sus panorámicas desde cualquier baranda sobre el Tajo son espectaculares y aunque he venido a llevar mis pasos en esta ruta, me da pereza salir de esta peculiar y singular ciudad sin conocer cada uno de sus rincones en los que seguro se esconden cientos de historias.



     Pero hay que salir, y salir de Ronda es espectacular por el Camino de los Molinos, aunque algo empinada y enlosada, no tienes mas remedio que pararte y mirar desde abajo la belleza y espectacularidad del Tajo y de todo lo que conlleva, te tienes que dejar llevar por lo que ven tus ojos y volver a buscar que rincón puede ser mas bonito en este bajada, murallas, lienzos de paredes medievales para defender la ciudad, y asi poco a poco y volviendo de vez en cuando la vista atrás el camino te lleva hacia adelante, varias bifurcaciones de camiones te van surgiendo mientras adivinas con perfecta señalización cual es el camino de verdad.



     El camino avanza por huertas y de vez en cuando buenos nogales, se nota que el rio, ese que cae por debajo del Puente Nuevo de Ronda, tiene poder y frescura para mantener la humedad y la vida en la tierra de esta zona, cuando no te das cuenta una pequeño puerto, el de la Muela, empina brevemente el camino teniendo las últimas vistas y despedida de Ronda para continuar el camino real que durante siglos cogían las gentes del lugar para ir a Gibraltar, en la bajada del puerto varios casas y vaquerías te marcan el camino a seguir hasta llegar a una carretera junto a una aldea por la que atraviesas sin mayor problema.


     Una vez pasada la aldea de la Indiana se pega a tu izquierda la linea de ferrocarril que acompañará durante varios kilómetros al sendero, en este lugar se unen dos rios tomando definitivamente el nombre de Rio Guadiaro. En ese trasiego llano junto a la via del tren surge un camino empinado que no tomamos, va hacia Montejaque, a la derecha y en su subida se ve ya la cercanía de la Sierra de Grazalema. Llegado el momento el camino se aparta de la red ferroviaria y comienza el momento del mayor esfuerzo, una subida de algo mas de un kilómetro que en algunos metros exige al cuerpo cierto empeño, pero que si llega el cansancio no es malo pararse y otear el horizonte y llenarte la retina de todo cuanto ves, belleza y mas belleza en esta sierra que estamos atravesando, llegando casi al final del Puerto aparecen unas losas grandes, parecen grandes escalones que ayudan a mitigar el esfuerzo de subida y nada mas acabar, en lo alto el Puerto de Ronda con unos fondos de paisaje indescriptibles, se pasa forma inmediata de unas panorámicas a otras, nada mas estar arriba, allí escondido en la sierra con sus casas encaladas esta Montejaque y a la izquierda también con un blanco puro Benaoján, si antes se ha subido, ahora hay que bajar despacio, con cuidado y mirando para todos lados sin perder detalle.



     Benaoján se abre al viajero y te invita a ir despacio, su tranquilidad y su paz son mas que suficientes para recrearte en tu andar por esta localidad porque en poco que los pasos avanzan y empiezas a bajar hacia la estación de tren, lugar donde terminaré mi ruta. La bajada no se hace larga y y teniendo cuidado un sendero con escalones te baja al sitio ahorrándote unos kilómetros de carretera, el esfuerzo final ha llegado, el paraje es maravilloso, me cuesta no seguir en esta maravilla de sierra, pero en otro momento habrá tiempo, ahora toca refrescarse y compartir con los compañeros lo bonito del camino y como no disfrutar del lugar, de sus gentes y de su buena comida.

Febrero de 2019

Jacinto Fuentes Mesa.
Abuelo y peregrino.



FOTOS GENTILEZA DE FRANCISCO CASTELLANO MARTOS


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