De Milladoiro a Santiago de Compostela.

viernes, 28 de abril de 2017

Santiago de Compostela, 14 de Abril de 2017

He llegado a Santiago aligerando mi mochila, he intentado apartar todo lo malo que creo tengo a mi alrededor, sin estruendos debo aparcar lo que me estorba y renovar mis fuerzas para el presente, ahí debo mostrarme fuerte, fuerte en el presente de mi Tormento, de mi familia, de mi gente, de mis compañeros y de mis amigos, el camino me ha enseñado a extender la mano, mano de apoyo y sustento en uno de los bienes mas preciados por el hombre, eso es la amistad.


Del paseo de hoy poco que contar, corto y agradable, nervios por llegar y no querer terminar, aldeas desperdigadas, bosques magníficos y entrada a una ciudad pletórica y exultante que sigue recogiendo con magia al peregrino.


La magia del camino que nos envuelve con la riqueza de sus historias y leyendas, que nos hace ver que en la vida cotidiana hay cosas que nos ocupan tiempo y no valen para nada, la magia del camino que nos hace ver como la naturaleza es la morada del peregrino y que te hace ver que no hay que buscar ni nada ni a nadie, si lo que buscas lo has encontrado antes.


Quisiera dedicar cuatro letras a mis compañeros de aventura, agradecerles el trato exquisito que he recibido de ellos, que la aventura realizada estos dias no se me olvidará, como tampoco a ellos se les olvidará en la vida, asi lo refiere un proverbio africano: "las huellas de los que caminaron juntos, nunca se borrarán".


El Camino no acaba en Santiago, sigue en la vida, RENOVARSE, RESUCITAR, VOLVER A EMPEZAR.....
En el camino nos conocimos y en el camino nos volveremos a ver.



Ultreia et Suseia.
Jacinto Fuentes.
Abuelo y peregrino.

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